Es tal el poder de una palabra, que el
mero hecho de que exista puede cambiarlo todo.
Es tal el poder de una palabra, que lo
que significa decide el futuro de muchas personas.
Es tal el poder de una palabra, que es
lo que nos da la condición de ser humano.
Es tal el poder de una palabra, que,
saliendo de tu boca puede calmar tempestades, provocar maremotos, ser emisaria
de la muerte o resucitar almas perdidas.
Es tal el poder, es tal tu poder que…
Recuerdo
aquel día en el que floreciste, que naciste,
eras
inocente, frágil… pétalo en mis labios.
Sabías
a aventura y locura,
tan
agridulce que podías enamorar y destrozar,
romper
corazones y acunarlos hasta que durmieran.
Te
hiciste cuento para niños y magia para adultos
pero
seguías siendo tan pequeña y tímida que ni el eco te arrastraba.
Tu
mayor error fue ser deseo de humanos,
de
esos monstruos que insaciables de guerra y venganza,
te
hicieron arma, fusil de asalto,
y
tú, que querías ser su paz y su arte, sangraste tinta.
Te
hiciste palabra y eso lo cambió todo,
besaste
cartas de amor en el campo de batalla
y
apuñalaste pechos al ser devuelta a una enamorada.
Te
hiciste destino, condición humana, desgarro y desvelo,
historia
de un futuro que contigo siempre es incierto, efímero,
pues
de un “Te amo” a un “Me marcho” solo estás tú.
Condena
de hombres te llamaron,
vendaval
de tempestades, emisaria del Hades.
Y
mientras manchaban tus fonemas de desidia y envidia
tu
estructura era usada como bomba para acallar el miedo
y
el pecado, y que mayor pecado que tú,
significante
preso de significado.
Y
mientras tú eras un mosaico de emociones,
te
hicieron metáfora, hipérbole y guerra
y tú te hiciste poesía.
Tan
llena de lágrimas, de amor, desamor y rencor,
tan
llena de literatura… que te hiciste droga,
insomnio
y diosa,
violinista
en una calle de París,
amor
cortés y a veces, descortés,
te
hiciste revolución en un mundo cargado de miseria,
almendro
en el invierno y rosa en primavera…
música
en las calles arraigadas en muros fríos
y
te hiciste manifiesto en el exilio,
pintaste
de musa a una bella y desolada prostituta
y
conseguiste
que el diablo se viera hermoso en tu boca.
Recuerdo
aquel día en el que floreciste, que naciste,
tan
poderosa y letal…,
tan
espina en el alma.
Tan fuerte, borracha, hermosa y loca
que te convertiste en delirio de poetas.
- Itzíar de Llanos
+
-Verdad de las pequeñas cosas
laverdaddelaspequeñascosas.wordpress.com/